Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre
tenía dos hijos. Se acerco al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar
en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después
recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó:
"Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el
padre?" Contestaron: "El primero." Jesús les dijo: "Os
aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino
del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la
justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le
creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le
creísteis."
Comentarios: José Antonio Pagola.
Un día Jesús pronunció estas duras
palabras contra los dirigentes religiosos de su pueblo: “Os aseguro que los
publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de
de Dios”. Hace unos años pude comprobar que la afirmación de Jesús no es
una exageración.
Un grupo de prostitutas de diferentes
países, acompañadas por algunas Hermanas Oblatas, reflexionaron sobre Jesús con
la ayuda del libro Jesús. Aproximación histórica. Todavía me conmueve la
fuerza y el atractivo que tiene Jesús para estas mujeres de alma sencilla y
corazón bueno. Rescato algunos de sus testimonios.
.“Me sentía sucia, vacía y poca cosa,
todo el mundo me usaba. Ahora me siento con ganas de seguir viviendo porque
Dios sabe mucho de mi sufrimiento... Dios está dentro de mí. Dios está dentro
de mí. Dios está dentro de mí. ¡Este Jesús me entiende!...”.
.“Ahora, cuando llego a casa después
del trabajo, me lavo con agua muy caliente para arrancar de mi piel la suciedad
y después le rezo a este Jesús porque él sí me entiende y sabe mucho de mi
sufrimiento... Jesús, quiero cambiar de vida, guíame porque tú solo conoces mi
futuro...”
.“Yo pido a Jesús todo el día que me
aparte de este modo de vida. Siempre que me ocurre algo, yo le llamo y él me ayuda.
El está cerca de mí, es maravilloso... Él me lleva en sus manos, él me carga,
siento la presencia de él...”
. “En la madrugada es cuando más hablo
con él. Él me escucha mejor porque en este horario la gente duerme. Él está
aquí, no duerme. Él siempre está aquí. A puerta cerrada, me arrodillo y le pido
que merezca su ayuda, que me perdone, que yo lucharé por él...”
. “Un día yo estaba apoyada en la plaza y dije: Oh, Dios mío,
¿será que yo solo sirvo para esto? ¿Solo para la prostitución?... Entonces es
el momento en que más sentí a Dios cargándome, ¿entendiste?, transformándome.
Fue en aquel momento. Tanto que yo no me olvido. ¿Entendiste?...”
. “Yo ahora hablo con Jesús y le digo:
aquí estoy, acompáñame. Tú viste lo que le sucedió a mi compañera (se refiere a
una compañera asesinada en un hotel). Te ruego por ella y pido que nada malo
suceda a mis compañeras, Yo no hablo, pero pido por ellas pues ellas son
personas como yo...”
. “Estoy furiosa, triste, dolida,
rechazada, nadie me quiere, no sé a quien culpar, o sería mejor odiar a la
gente y a mí, o al mundo. Fíjate, desde que era niña yo creí en Ti y has
permitido que esto me pasara... Te doy otra oportunidad para protegerme ahora.
Bien, yo te perdono, pero por favor no me dejes de nuevo...”
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