Lucas 21, 5-19
Algunos estaban hablando del Templo, de la belleza de sus
piedras y de las ofrendas votivas que lo adornaban. Entonces Jesús dijo:
— Llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra de
todo eso que estáis viendo. ¡Todo será destruido!
Los discípulos le preguntaron:
— Maestro, ¿cuándo sucederá todo esto? ¿Cómo sabremos que
esas cosas están a punto de ocurrir?
Jesús contestó:
— Tened cuidado, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos
en mi nombre, diciendo: “Yo soy” o “El momento ha llegado”. No les hagáis caso.
Cuando oigáis noticias de guerras y revoluciones, no os asustéis. Aunque todo
eso ha de suceder primero, todavía no es inminente el fin.
Les dijo también:
— Se levantarán unas naciones contra otras, y unos reinos
contra otros; por todas partes habrá grandes terremotos, hambres y
epidemias, y en el cielo se verán señales formidables. Pero antes que
todo eso suceda, os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas
y os meterán en la cárcel. Por causa de mí os conducirán ante reyes y
gobernadores; tendréis así oportunidad de dar testimonio. En tal
situación haceos el propósito de no preocuparos por vuestra defensa, porque
yo os daré entonces palabras y sabiduría tales, que ninguno de vuestros
enemigos podrá resistiros ni contradeciros. Hasta vuestros propios
padres, hermanos, parientes y amigos os traicionarán; y a bastantes de vosotros
les darán muerte. Todos os odiarán por causa de mí; pero ni un solo
cabello vuestro se perderá. Manteneos firmes y alcanzaréis la vida.
*****||*****
José Antonio Pagola
Los profundos cambios socioculturales que se están
produciendo en nuestros días y la crisis religiosa que sacude las raíces del
cristianismo en occidente, nos han de urgir más que nunca a buscar en Jesús la
luz y la fuerza que necesitamos para leer y vivir estos tiempos de manera
lúcida y responsable.
Llamada al realismo
En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor. No a la ingenuidad
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe. Centrarnos en lo esencial
Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»... Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana. La hora del testimonio
Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto. Paciencia
Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor. No a la ingenuidad
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe. Centrarnos en lo esencial
Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»... Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana. La hora del testimonio
Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto. Paciencia
Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario