Lucas 2,16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a
María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se
les había dicho de aquel niño.Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
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José Antonio Pagola
Señor, antes de entrar en el bullicio y el aturdimiento del
fin de año, quiero esta tarde encontrarme contigo despacio y con calma. Son
pocas las veces que lo hago. Tú sabes que ya no acierto a rezar. He olvidado
aquellas oraciones que me enseñaron de niño y no he aprendido a hablar contigo
de otra manera más viva y concreta.
Señor, en realidad, ya no sé muy bien si creo en Ti. Han
pasado tantas cosas estos años. Ha cambiado tanto la vida y he envejecido tanto
por dentro. Yo quisiera sentirme más vivo y más cercano a Ti. Me ayudaría a
creer. Pero me resulta todo tan difícil.
Y, sin embargo, Señor, yo te necesito. A veces me siento muy
mal dentro de mí. Van pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por
fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera
me envidiaría. Pero yo no me siento bien.
Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año
nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas
preocupaciones, los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?
Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro.
Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día.
Cambiar, ser mejor conmigo mismo y con todos. Pero a mi edad no se pueden
esperar grandes cambios. Estoy ya demasiado acostumbrado a un estilo de vida.
Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.
Por otra parte, Tú sabes cómo me dejo arrastrar por la
agitación de cada día. Tal vez por eso no me encuentro casi nunca contigo. Tú
estás dentro de mí y yo ando casi siempre fuera de mí mismo. Tú estás conmigo y
yo ando perdido en mil cosas.
Si al menos te sintiera como mi mejor Amigo. A veces pienso
que eso lo cambiaría todo. Qué alegría si yo no te tuviera esa especie de temor
que no sé de dónde brota pero que me distancia tanto de Ti.
Señor, graba bien en mi corazón que Tú hacia mí solo puedes
sentir amor y ternura. Recuérdame desde dentro que Tú me aceptas tal como soy,
con mi mediocridad y mi pecado, y que me quieres incluso aunque no cambie.
Señor, se me va pasando la vida y, a veces, pienso que mi
gran pecado es no terminar de creer en Ti y en tu amor. Por eso, esta noche yo
no te pido cosas. Solo que despiertes mi fe lo suficiente para creer que Tú
estás siempre cerca y me acompañas.
Que a lo largo de este año nuevo no me aleje mucho de Ti.
Que sepa encontrarte en mis sufrimientos y mis alegrías. Entonces tal vez
cambiaré. Será un año nuevo.
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