En aquel tiempo, había una boda
en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos
estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
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José Antonio
Pagola
El evangelista Juan no dice que
Jesús hizo «milagros» o «prodigios». Él los llama «signos» porque son gestos
que apuntan hacia algo más profundo de lo que pueden ver nuestros ojos. En
concreto, los signos que Jesús realiza, orientan hacia su persona y nos
descubren su fuerza salvadora.
Lo sucedido en Caná de Galilea es
el comienzo de todos los signos. El prototipo de los que Jesús irá llevando a
cabo a lo largo de su vida. En esa «transformación del agua en vino» se nos
propone la clave para captar el tipo de transformación salvadora que opera
Jesús y el que, en su nombre, han de ofrecer sus seguidores.
Todo ocurre en el marco de una
boda, la fiesta humana por excelencia, el símbolo más expresivo del amor, la
mejor imagen de la tradición bíblica para evocar la comunión definitiva de Dios
con el ser humano. La salvación de Jesucristo ha de ser vivida y ofrecida por
sus seguidores como una fiesta que da plenitud a las fiestas humanas cuando
estas quedan vacías, «sin vino» y sin capacidad de llenar nuestro deseo
de felicidad total.
El relato sugiere algo más. El
agua solo puede ser saboreada como vino cuando, siguiendo las palabras de
Jesús, es «sacada» de seis grandes tinajas de piedra, utilizadas por los
judíos para sus purificaciones. La religión de la ley escrita en tablas de
piedra está exhausta; no hay agua capaz de purificar al ser humano. Esa
religión ha de ser liberada por el amor y la vida que comunica Jesús.
No se puede evangelizar de
cualquier manera. Para comunicar la fuerza transformadora de Jesús no bastan
las palabras, son necesarios los gestos. Evangelizar no es solo hablar,
predicar o enseñar; menos aún, juzgar, amenazar o condenar. Es necesario actualizar,
con fidelidad creativa, los signos que Jesús hacía para introducir la alegría
de Dios haciendo más dichosa la vida dura de aquellos campesinos.
A muchos contemporáneos la
palabra de la Iglesia los deja indiferentes. Nuestras celebraciones los
aburren. Necesitan conocer más signos cercanos y amistosos por parte de la
Iglesia para descubrir en los cristianos la capacidad de Jesús para aliviar el
sufrimiento y la dureza de la vida.
¿Quién querrá escuchar hoy lo que
ya no se presenta como noticia gozosa, especialmente si se hace invocando el
evangelio con tono autoritario y amenazador? Jesucristo es esperado por muchos
como una fuerza y un estímulo para existir, y un camino para vivir de manera
más sensata y gozosa. Si solo conocen una «religión aguada» y no pueden
saborear algo de la alegría festiva que Jesús contagiaba, muchos seguirán
alejándose.
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