Los fariseos plantean a Jesús una pregunta
para ponerlo a prueba. Esta vez no es una cuestión sin importancia, sino un
hecho que hace sufrir mucho a las mujeres de Galilea y es motivo de vivas
discusiones entre los seguidores de diversas escuelas rabínicas: "¿Le
es lícito al varón divorciarse de su mujer?".
No se trata del divorcio moderno que conocemos
hoy, sino de la situación en que vivía la mujer judía dentro del matrimonio,
controlado por el varón. Según la ley de Moisés, el marido podía romper el
contrato matrimonial y expulsar de casa a su esposa. La mujer, por el
contrario, sometida en todo al varón, no podía hacer lo mismo.
La
respuesta de Jesús sorprende a todos. No entra en las discusiones de los
rabinos. Invita a descubrir el proyecto original de Dios, que está por encima
de leyes y normas. Esta ley "machista", en concreto, se ha impuesto
en el pueblo judío por la "dureza de corazón" de los varones
que controlan a las mujeres y las someten a su voluntad.
Jesús
ahonda en el misterio original del ser humano. Dios "los ha creado
varón y mujer". Los dos han sido creados en igualdad. Dios no ha
creado al varón con poder sobre la mujer. No ha creado a la mujer sometida al
varón. Entre varones y mujeres no ha de haber dominación por parte de nadie.
Desde
esta estructura original del ser humano, Jesús ofrece una visión del matrimonio que va más allá de todo lo
establecido por la "dureza de corazón" de los varones. Mujeres
y varones se unirán para "ser una sola carne" e iniciar una
vida compartida en la mutua entrega sin imposición ni sumisión.
Este
proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El
varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La
mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a
vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: "Lo
que Dios ha unido, que no lo separe el varón".
Con
esta posición, Jesús esta destruyendo de raíz el fundamento del patriarcado
bajo todas sus formas de control, sometimiento e imposición del varón sobre la
mujer. No solo en el matrimonio sino en cualquier institución civil o
religiosa.
Hemos de escuchar el mensaje de Jesús. No es
posible abrir caminos al reino de Dios y su justicia sin luchar activamente
contra el patriarcado. ¿Cuándo reaccionaremos en la Iglesia con energía
evangélica contra tanto abuso, violencia y agresión del varón sobre la mujer?
¿Cuándo defenderemos a la mujer de la "dureza de corazón" de los varones?
José Antonio Pagola
Red
evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Lucha contra el patriarcado
siguiendo a Jesús. Pásalo.
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7 de octubre de
2012
27 Tiempo ordinario (B)
Marcos 10,1-12
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