Marcos 1, 14-20
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de
Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
*****||*****
José Antonio Pagola
No sabemos
con certeza cómo reaccionaron los discípulos del Bautista cuando Herodes
Antipas lo encarceló en la fortaleza de Maqueronte. Conocemos la reacción de
Jesús. No se quedó en el desierto. Tampoco se refugió entre sus familiares de
Nazaret. Comenzó a recorrer las aldeas de Galilea predicando un mensaje
original y sorprendente.
El
evangelista Marcos lo resume diciendo que «marchó a Galilea proclamando la
buena noticia de Dios». Jesús no repite la predicación del Bautista ni
habla de su bautismo en el Jordán. Anuncia a Dios como algo nuevo y bueno. Este
es su mensaje.
«Se ha cumplido el plazo»
El tiempo de espera que se vive en Israel ha acabado.
Ha terminado también el tiempo del Bautista. Con Jesús comienza una era nueva.
Dios no quiere dejarnos solos ante nuestros problemas, sufrimientos y desafíos.
Quiere construir junto con nosotros un mundo más humano.
«Está llegando el reino de Dios»
Con una audacia desconocida, Jesús sorprende a todos
anunciando algo que ningún profeta se había atrevido a declarar: «Ya está aquí
Dios, con la fuerza creadora de su justicia, tratando de reinar entre
nosotros». Jesús experimenta a Dios como una Presencia buena y amistosa que
está buscando abrirse camino entre nosotros para humanizar nuestra vida.
Por eso toda la vida de Jesús es una llamada a la
esperanza. Hay alternativa. No es verdad que la historia tenga que discurrir
por los caminos de injusticia que le trazan los poderosos de la tierra. Es posible
un mundo más justo y fraterno. Podemos modificar la trayectoria de la historia.
«Convertíos»
Ya no es posible vivir como si nada estuviera
sucediendo. Dios pide a sus hijos colaboración. Por eso grita Jesús: «Cambiad
de manera de pensar y de actuar». Somos las personas las que primero hemos de
cambiar. Dios no impone nada por la fuerza, pero está siempre atrayendo
nuestras conciencias hacia una vida más humana.
«Creed en esta buena noticia»
Tomadla en serio. Despertad de la indiferencia.
Movilizad vuestras energías. Creed que es posible humanizar el mundo. Creed en
la fuerza liberadora del Evangelio. Creed que es posible la transformación.
Introducid en el mundo la confianza.
¿Qué hemos hecho de este mensaje apasionante de
Jesús? ¿Cómo lo hemos podido olvidar? ¿Con qué lo hemos sustituido? ¿En qué nos
estamos entreteniendo si lo primero es «buscar el reino de Dios y su justicia»?
¿Cómo podemos vivir tranquilos observando que el proyecto creador de Dios de
una tierra llena de paz y de justicia está siendo aniquilado por los hombres?
No hay comentarios:
Publicar un comentario